La desalación como prioridad nacional
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Chile cuenta con más de 150 años de experiencia en destilación de agua de mar y aunque arrastra la más seria sequía de su historia, aún no dispone de un marco legal claro que regule su estatus y fomente su uso. El agua de mar no forma parte del Código de Aguas -está anclada al Código Civil- y eso impide un tratamiento especial para la desalinización como actividad de relevancia pública, en un escenario en que el cambio climático evidencia que la escasez hídrica es uno de los mayores riesgos globales y, por cierto, nacionales.
La puesta en marcha de estas iniciativas enfrenta el empantanamiento de la permisología, con períodos de aprobación de hasta seis años.
Hoy, existen 92 proyectos de desalación y reutilización de aguas residuales en portafolio y 38 están plenamente operativos, de acuerdo con las cifras más actualizadas del Gobierno. Sin embargo, la puesta en marcha de estas iniciativas enfrenta el empantanamiento de la permisología, con aprobaciones que tardan hasta seis años, según Acades. Los cuellos de botella están tanto en la DGA, como en Directemar, el SEA y la subsecretaría de Fuerzas Armadas. Solo esta última tiene un listado priorizado de 3.700 expedientes que esperan una solución a la complejidad de los permisos, el gran freno a la inversión y al desarrollo.Despejar este tema tiene beneficios elocuentes: favorecería en casi 50% la disminución del uso de aguas continentales respecto de 2021 y elevaría en más de 160% el uso de agua de mar en actividades industriales, productivas y de consumo humano, según Cochilco.Hoy operan 11 plantas desaladoras en el sector minero, hay ocho en desarrollo y 17 en evaluación, con inversiones sobre US$ 11.700 millones. Pero las necesidades de la industria requieren más que cuadruplicar esa cifra.
La desalación es una pieza clave en un complejo engranaje de desarrollo tecnológico y sofisticación para nuestra economía. Todo el potencial en energías renovables, hidrógeno verde o litio está enlazado a la resiliencia del país en materia hídrica, que no se solucionará si no es con la reutilización de agua de mar y la incorporación de serias medidas de eficiencia energética y consumo. El Gobierno ha anunciado un marco normativo para la desalación, pero la idea está detenida hace tres meses en Segpres. Entender esta urgencia es entender dónde poner las prioridades.